
1. No vendas calidad
Tu argumento de venta, tu elemento diferenciador es uno, dos como máximo. A la hora de presentar tus servicios no gastes tu cartucho usando la calidad como elemento diferenciador. La calidad debe darse por incluida en tu servicio.
Tu argumento de venta tiene que ser un beneficio real para tu cliente. Preséntate como un partner, no como un proveedor. Sus problemas son tus problemas.
2. Servicios paralelos
No limites tus servicios a traducir y ofrece soluciones de mayor alcance. Escucha a tu cliente e identifica qué le preocupa a la hora de implementar tu trabajo en su contexto y dale soluciones.
Algunos ejemplos: Implementa tu trabajo en entornos multimedia (video, online, app, etc.), proporciona servicios para gestiones de legalización y trámites en embajadas, estudia los aspectos legales de la industria de tu cliente, lleva más lejos que tu competencia, etc.
Si no puedes realizar estos servicios busca proveedores.
3. Da soluciones
Ante la pregunta de “vosotros haceis…?” la respuesta tiene que ser sí. Di “no” cuando ya hayas valorado todas las posibilidades. Tu cliente te lo agradecerá, una forma muy eficiente de ganarte su confianza.
4. Tu objetivo no es crecer
Tu objetivo es hacerlo bien y que la experiencia del cliente sea inmejorable. No intentes rentabilizar cada proyecto, rentabiliza la relación con el cliente. Tu objetivo es tener una relación con tu cliente lo más prolongada posible.
5. No puedes ser traductor
No puedes ser traductor, vendedor, revisor, secretaria, contable, etc…
Delega ya. Sé empresario y trata a tu compañía como un negocio.
6. Tu negocio está formado por gente
Crea un equipo con diversidad de ideas y no gestiones personas, gestiona resultados.
7. Usa tus clientes para conseguir nuevos clientes
Usa tu cartera de clientes para ofrecer seguridad y experiencia en un sector. Proporciona datos de contacto e invita a que consulten la experiencia de tu servicio. El mejor vendedor de tus servicios son tus clientes.